Conocí a Raya en la isla de Samosir, en el lago Toba. Es una isla volcánica en un lago dentro del cráter de un antiguo volcán que se encuentra en la isla de Sumatra. Parece un trabalenguas, pero no lo es. Es la especial ubicación de este remoto lugar.
El lago Toba es producto de una erupción ocurrida en el supervolcán Toba hace unos 75.000 años. Lo que hoy día ocupa el lago es el cráter del supervolcán. Y que conste que esto de supervolcán no me lo he inventado yo, existe la palabra y designa un volcán con una cámara magmática mil veces más grande que la de los volcanes comunes. Y gran parte del lago está ocupado por una isla volcánica, la isla de Samosir.
En mi viaje por Sumatra, Indonesia, con mi hermana y un amigo, incluimos la isla de Samosir en nuestra ruta de viaje. Nos habían hablado bien del lugar y decidimos pasar varios días allí. Para recorrerla alquilamos un par de motos.
Todo nos parecía un paseo por el Edén, gente amable, ritmo tranquilo, buenos precios, un día soleado y la sensación de ser los únicos europeos en kilómetros a la redonda. Tras un completo desayuno estilo indonesio nos pusimos en marcha. Íbamos tranquilos, mirando el panorama y con intención de bañarnos en el lago. A los pocos kilómetros de salir encontramos una pequeña playa y decidimos hacer una parada.
El agua del lago estaba fría, pero estábamos contentos y no nos importó mucho. A la izquierda teníamos unas plataformas que sirven para la cría de pescado. Álex fue para allá y se puso a charlar con el pescador dueño de aquello. Se llamaba Raya y pertenecía a la etnia Batak.
Los Batak son grupo indígena de la isla de Sumatra, que se divide en cinco tipos, siendo el más numeroso el de los Samosir. Raya es un Batak Samosir.
Raya nos invitó a su casa a tomar un café y charlar. Probablemente, tendría nuestra edad, o incluso menos, aunque la vida le había castigado más que a nosotros, lo que le hacía parecer algo mayor. Era menudo, de abundante y oscuro cabello y unas manos muy curtidas por el trabajo. Su inglés no era de Oxford, pero era suficiente para mantener una conversación más o menos fluida. De hecho, Raya nos contó muchas cosas y estuvimos bastante rato charlando.
Hablamos sobre el gobierno y cómo ponía trabas a los pescadores del lago. Sobre la corrupción y los enfrentamientos del gobierno central con los gobiernos locales que no fueses islámicos. Hablamos sobre los sueños, Raya quería abrir un restaurante y que los visitantes pudiesen pescar su propia comida. Estaba ahorrando y quería centrarse en el turismo, que veía mucho más lucrativo que la pesca. Pidió nuestra opinión sobre varios aspectos.
El famoso Marco Polo menciona a unos ‘comedores de hombres’ a su paso por Sumatra y Nico de Conti, un explorador italiano del siglo XV, habla en su obra ‘El viaje a las Indias‘ sobre unos caníbales llamados Batech en Sumatra, que son los Batak. Dicen que la curiosidad mató al gato y, a riesgo de terminar siendo sopa para bataks, decidimos preguntar por la costumbre caníbal de su pueblo de la que habíamos oido hablar.
A Raya no le molestó la pregunta, es más, ¡hasta nos pidió perdón! Evidentemente, para nosotros no había nada que perdonar, los últimos europeos que fueron comidos por los Batak fueron misioneros en el siglo XIX.
Pero le mejor fue cuando intentó explicarnos que, desde el punto de vista Batak, los europeos tenemos ‘un color… clarito, sorry, así como rosita… sorry‘, como un cerdito vamos. Sorry, sorry. Y claro, sus antepasados cuando veían un europeo, ¡qué iban a pensar! No podíamos parar de reír.
Pero realmente, el canibalismo, era la forma que tenían los Batak de condenar a quienes infringían la ley. La familia de la víctima le echaba sal, pimienta roja y limones en señal de aceptar el veredicto y como seña de que no tomarían represalias.
Hace ya muchos años que la mayoría de los Batak abandonaron la práctica del canibalismo, pues hoy en día la mayoría son protestantes o islámicos, aunque Raya recordaba a sus abuelos hablando del tema cuando era pequeño.
Finalmente, dejamos a Raya y seguimos recorriendo la isla de Samosir. El resto del tiempo que pasamos por allí fue genial, pero nada superó el tiempo que pasamos charlando con Raya. Mouleate Raya.
Abandonábamos un lugar especial para dirigirnos a otro lugar que tampoco nos dejaría indiferentes, nos íbamos a ver orangutanes en Ketambe.
¿Conoces otras culturas que tengan un pasado caníbal?
¿Y otras islas dentro de un lago que tengan esa magia especial?
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