Isabelle Eberhardt, escritora amante del norte de África

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Isabelle Eberhardt fue una escritora y aventurera suiza de origen ruso que nació en 1877 y con tan solo 20 años abandonó las comodidades de Ginebra por los misterios del norte de África. Isabelle era una mujer culta y espiritual que pronto se dio cuenta de su oposición a la moral europea, lo que la llevó a convertirse a la religión islámica.

Isabelle Eberhardt

Isabelle Eberhardt, escritora amante del norte de África

Nómada seré toda mi vida, amante de los horizontes cambiantes, de las lejanías aún inexploradas, pues todo viaje, aún a las regiones más frecuentadas y conocidas, es una exploración”, escribió Isabelle Eberhardt.

Su educación fue muy esmerada, a pesar de que no fue a la escuela, Isabelle hablaba francés, ruso, alemán e italiano. Además, le enseñaron latín y griego. Era una niña ávida de conocimientos y rebelde a toda forma de autoridad. Su padre le enseñó Geografía, Historia, Filosofía, Literatura y algo de Medicina. A los dieciséis años Isabelle podía leer el Corán en árabe.

Aprovechando que un hermano suyo, Agustín, se alistó en la Legión Francesa en Argelia, organizó su primer viaje por la zona, lo realizó el año 1897 con su madre. »Marcho para embriagar mi mente loca» confesó ella.  

Desgraciadamente, a los seis meses de iniciar el viaje, su madre, que se había convertido al Islam, muere en Annaba y fue enterrada allí bajo el nombre de Fatma Mannoubia. Será un golpe muy duro para Isabelle, pues estaban muy unidas. Es por entonces cuando publica sus primeros artículos y cuentos bajo distintos seudónimos, adoptando ya por primera vez vestimentas de hombre árabe.

El padre de Isabelle murió en Ginebra en 1899 de cáncer de garganta, a lo que siguió el suicidio de su medio hermano, Vladimir, y el matrimonio de Augustin con una mujer francesa, con la que Isabelle no tenía nada en común (ella escribe: «Augustín está de una vez por todas dirigido en los caminos trillados de la vida»), por lo que se cortan todos los vínculos de su vida anterior. 

De aquí en adelante, como describe en sus diarios, Isabelle Eberhardt pasa el resto de su vida en África, explorando el desierto.

En su obra, Diarios de una nómada apasionada, habla sobre la soledad en la que se encuentra en ese momento. De todas sus obras esta es la más personal y ha sido editada por La Línea del Horizonte.

Se instala en Túnez y comienza una inmersión cultural radical. Desde aquí parte en su primera exploración al sur de Argelia, en un viaje por el desierto que le lleva al oasis de El Oued. 

Comienza una vida en la que se mezcla sus correrías a caballo por el desierto vestida de hombre, sus crónicas de guerra y los artículos para medios franceses.

Una de las facetas que más definen a esta viajera fue su conversión al Islam. En sus escritos y diarios hace frecuentes referencias al Islam y se puede ver a una mujer devota “¡Qué maravilloso es estar acostada en las alfombras de una mezquita silenciosa, alejarse del ruido brutal de la ciudad contaminada y cerrar los ojos, abrir los del alma hacia el cielo, escuchar, allá en el infinito, ese canto de triunfo del Islam!” escribió.

Lo que le gusta de esta religión es su filosofía humanista. Ella necesitaba fraternidad. En el desierto, buscaba una autenticidad de vida, lo opuesto de lo que era, ya en esa época, la Europa industrial e individualista”, concluye Karelle Ménine, quien ha estudiado la figura de Isabelle Eberhardt y ha organizado exposiciones sobre ella en Ginebra.

En sus viajes hace contacto con una orden sufí, la Qadiriyya, que estaba dedicada a ayudar a los pobres y necesitados al mismo tiempo que luchaban contra las injusticias del régimen colonial. Para quien no lo sepa, el sufismo es el misticismo islámico, es la dimensión más espiritual del Islam. La orden más famosa de los sufíes son los derviches turcos, que entran en trance mientras dan vueltas. Lo cierto es que siendo tan espiritual no es sorprendente que se inclinara por el camino del sufismo y su misticismo. 

A principios de 1901, fue atacada en Behima por un hombre con un sable, en un aparente intento de asesinarla, dejándola casi sin un brazo. Más tarde perdonó al hombre y una petición de clemencia por su parte redujo la condena del hombre de trabajos forzados de por vida a 10 años. Tras el atentado a su vida recibió una orden de expulsión por parte de las autoridades coloniales para dejar el territorio argelino “por su propia seguridad”.

Entonces se marcha a Marsella donde se dedica a escribir cuentos y ese mismo año, se casó con Slimane Ehnni, un suboficial argelino al que había conocido en una travesía por el desierto. Con él vivió años de amor y cariño que quedan reflejados en las cartas que se intercambiaban y que han llegado hasta nuestros días. Le escribe en francés: “Te abrazo con todo mi corazón que te pertenece…” y continúa en árabe “…en este mundo terrenal y por la eternidad”.

En 1903 conoce al general Hubert Lyautey un reformista que iniciaba una nueva política de colonización. En este oficial encontró ella un amigo personal. Lyautey, decidió enviarla en misión diplomática a las cabilas rebeldes.

Pero por problemas de salud tuvo que ser ingresada en el hospital militar de Ain Sefra y llamó a su marido para reunirse con él tras una temporada en la que habían estado separados. Se instalaron en una casa en el barrio árabe. 

El 21 de octubre de 1904 una riada por la crecida de dos ríos arrasó campos, rebaños, y enterró a decenas de personas. La casa donde estaba Isabelle, construida en arcilla, se derrumbó sobre la pareja durante la inundación; su marido fue arrastrado pero sobrevivió, Isabelle quedó atrapada en la vivienda y se ahogó. Tenía 27 años. 

Su cuerpo fue encontrado ataviado como un jinete árabe, rodeado de páginas de sus escritos. Fue enterrada de acuerdo a los ritos del Islam en Aïn Séfra bajo el nombre de Laila Mahmoud.

A pesar de su corta vida, fue una mujer que rompió con las ataduras del mundo europeo, llevó una vida singular y fascinante. Escritora, viajera, nómada y mística, Isabelle volcó su vida en sus relatos que están llenos de fuerza.

Escribo porque me gusta el proceso de creación literaria, es mi consuelo y puede que sea mi destino (…) escribiendo mi voluntad es libre, porque la vida real es hostil, escribir en cambio es una vida tan dulce y placentera”. Isabelle escribió varios relatos cortos de ficción en los que deja ver su rechazo a las acciones coloniales, ‘Me repugna la conducta de los europeos a los árabes’ manifestó.

También hay espacio para temas como la muerte, la magia, la pasión amorosa o críticas a la situación social de la mujer. Uno de sus libros, A la sombra caliente del Islam, es el manuscrito en el que estaba trabajando cuando murió, los textos fueron recuperados, completados y editados por un periodista amigo suyo, quién también le dio el título.

Y en 2012 Isabelle inspiró también a la compositora americana Missy Mazzoli, cuya primera ópera multimedia se titula Song from the Uproar: the Lives and Deaths of Isabelle Eberhardt.

Episodio del podcast:

Picture of Julia Del Olmo

Julia Del Olmo

A finales de 2013 empecé mi primer viaje sin billete de vuelta. Desde entonces he viajado trece meses a dedo por Latinoamérica, he pasado nueve meses en el Sudeste Asiático, he ido de Madrid a Mongolia en una moto de 125cc. Ahora ayudo a otros a organizar sus viajes con mis Cursos y talleres ¡Nos vemos por el Camino Salvaje de la vida!

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