Lo que probablemente nadie te ha contado sobre Bangkok es que tiene un skyline que nada tiene que envidiar al de Nueva York.
Que es moderna y tradicional. Puente de culturas. A caballo entre mundos y continentes. Epicentro del Sudeste Asiático.
Miscelánea. Contrastes. Olores y sabores de muchos lugares.
Bangkok es templos entre rascacielos. Es mercados y centros comerciales. Todo junto pero no revuelto. Es oriente con occidente. Pegados pero sin tocarse. Es muy tailandesa. Con árabe, chino, americano. Es budismo con hinduismo.
Bangkok es una ciudad de tradiciones con una obsesión por los centros comerciales. Y las luces. Neones chillándole a tus ojos. Es tan inmensa que es mejor moverse en barco por sus canales que en autobús. Aunque es aún mejor recorrerla en su tren elevado. Viendo la calle desde arriba.
Es una ciudad llena de mercados donde encontrar de todo. De veras, de todo. Son skybars donde embobarse con el atardecer y con la aparición de las luces nocturnas. Es una ciudad donde ser polilla.
Refinada y sucia. Vulgar y contemporanea. Artística, floreciente, cambiante. Difusa.
Definitivamente hay algo en Bangkok difícil de describir.
Lo que seguro te han contado, o has leído, es lo bonito que es el Gran Palacio. Lo inmenso que es el Buda reclinado de Wat Pho. Que bonito es el atardecer en el Templo del Amanecer (sí, parece de risa pero es cierto). Lo animado que es salir de fiesta por KhaoSan Road. Todo esto es cierto, pero no es lo mejor de Bangkok.
Pasea por el mercado Chatuchak donde podrás comprar cualquier cosa que busques o cualquier cosa que te encuentre.
Vete al Parque Lumpini a ver a los habitantes de la ciudad hacer ejercicio en uno de los pulmones de la capital.
Camina por Chinatown, uno de los mejores barrios de la ciudad, y no te pierdas su mercado. Siéntate a comer en cualquiera de sus calles.
Recorre Sathorn, uno de los barrios más populares y menos turísticos de la ciudad. Poco turístico porque no tiene nada en especial. Salvo ser muy Bangkok.
Lo que nadie me contó sobre Bangkok es que a pesar de que no me gustan las ciudades, a pesar de que no quería pasar más de tres días (el tiempo que tardan en darte el pasaporte con el visado en la Embajada de Myanmar), que a pesar de ir predispuesta a que no me gustase la ciudad, al final, todo daría igual. Daría igual por que al final me iba a gustar Bangkok.
Nadie me contó que al final en lugar de tres días iba a pasar una semana. Queriendo salir de allí pero sin poder. Sin poder porque el cuerpo no te lo permite. O la gente. Es muy fácil conocer gente en Bangkok. Viajeros pero también locales.
Mi primera comida en Bangkok fue con un señor de 70 años, oriundo de la ciudad, que me llevó a descubrir el barrio de Sathorn. Por eso sé lo mucho que les gusta ese barrio. Ese barrio que no tiene nada salvo la admiración de quienes viven en la ciudad.
Pasé la mitad de mi semana en la zona de Bangkapi. Un barrio a dos horas en autobús del centro. Un barrio en el que no había nada especial. Una barrio donde me comí el mejor Pad Thai de Tailandia. Donde me tatué. Donde la gente me miraba pues mis rasgos occidentales destacaban entre la multitud. Un barrio que me encantó. Y que nadie me había contado que existía
¿Por qué las mejorescosas de los viajes son las que nadie te cuenta? Lo que nadie te cuenta sobre Bangkok es que corres el peligro de que al final te guste.
Si quieres saber datos prácticos sobre la ciudad no dudes en consultar la Guía sobre Tailandia que saldrá próximamente.
¿Qué es lo que más te llama la atención de Bangkok?
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