Un frontera en una línea (imaginada por el hombre) que divide un país, lo separa de otro. Entre la frontera de un país y la de su vecino hay un espacio que se conoce como la tierra de nadie. Son un metros de tierra donde no estás en ningún sitio, es un espacio sin ley. Yo me quedé atrapada en tierra de nadie en la frontera de Costa Rica a Nicaragua.
Supongo que cuando viajas mucho, y viajas por tierra, las situaciones fronterizas acaban apareciendo, como cuando me intentaron timar en la frontera de Camboya y Laos. O lo que me pasó en la frontera de Costa Rica a Nicaragua, que me quedé en tierra de nadie.
Llegué al paso fronterizo de Peñas Blancas, el más transitado entre los dos países, al anochecer y me dirigí a los controles costarricenses. Allí me informaron que entre Costa Rica y Nicaragua hay un convenio internacional por el que puedes pernoctar en Costa Rica y al día siguiente pasar (con tu pasaporte sellado la noche de antes). Esto se debe a que la frontera nicaragüense, cuentan, es un poco peligrosa.
Así es que yo llegue, pagué por la salida (7 dólares), me pusieron el sello de salida de Costa Rica y me fui a poner la tienda de campaña (aún en Costa Rica).
Las cosas rarunas empezaron a los 10 minutos de meterme en el saco. Estaba a punto de dormirme cuando escuche un tiroteo. Sí, sí, un tiroteo. Estaba tan sumamente cansada que no tuve ni fuerzas para salir a ver qué había pasado, decidí que me enteraría al día siguiente. Y me dormí.
A la mañana siguiente, tras recoger el chiringuito, me dirigí al control de Nicaragua, muy contenta porque con el sello ya puesto me ahorraba las colas de esa mañana.
Cual es mi sorpresa cuando el militar del paso nicaraguense me dice que no puedo pasar a Nicaragua. Que mi sello es de ayer. Le cuento entonces todo aquello del convenio y la seguridad de la frontera ¿Y qué me dice? ¡Que es mentira! Que el sello que tengo no vale, que me sellen en Costa Rica con el día de hoy. Así es que me volví al puesto de Costa Rica.
Les cuento lo que ha pasado en Nicaragua y ¿qué me dicen? ¡que no es su problema! ¡que yo ya no estoy en Costa Rica! Es decir, que no estaba en Costa Rica ni estaba en Nicaragua, estaba en un trozo de camino en medio de ningún lado que me tuve que recorrer millones de veces para hablar con unos y con otros.
Estaba en tierra de nadie y nadie quería saber nada de mi. Me pasó como pasa siempre en estos casos: todos se lavan las manos, no es su problema.
Finalmente, y tras horas de hablar con cada funcionario fronterizo, encontré a un buen hombre en Costa Rica que me puso el sello de salida de aquel día. Menos mal.
No sé si toda esta situación se vio afectada por el conflicto diplomático que mantuvieron ambos países entre 2010 y 2015 (yo pasé por allí en 2014) pero lo cierto es que es muy desesperante dar vueltas en tierra de nadie y que ambos lados de la frontera se laven las manos.
Cuando por fin llegué a Nicaragua lo primero que hice fue irme a un bar y tomarme unas cervezas.
¡Ah! El tiroteo de la otra noche fue un borracho a la salida del bar, disparos al aire. Después de la mañana que había tenido aquella información me pareció lo más normal del mundo.
¿Qué es lo más raro que te ha pasado en una frontera?
¿Qué hubieras hecho tú en mi lugar?
¡Cuéntamelo en los comentarios!
6 respuestas
¡Dios mío Julia toda una historia…! Al final terminó bien… ¡A cruzar más Fronteras! Un abrazo linda?
jajaja, si, esta fue una historia tremenda… Ahora lo pienso y me rio pero aquel día fue duro ir de un lado a otro y sentirte en tierra de nadie ¡En las fronteras no le importas a nadie! Pero bueno, de todo se aprende. Un abrazo (y que nunca te toque una de estas 😉 )
¿Que frontera exactamente fué¿
¡Peñas Blancas! Por otro lado durante el día es muy tranquila y conozco a nadie más que haya tenido una mala experiencia. ☺️
Cruzar cualquier frontera siempre es una aventura y más en ciertos paises. Suerte que ha ido todo bien.
jajaja siiii lo de cruzar fronteras es una lotería… Por suerte al final todo se resolvió 😀