La frontera entre Camboya y Laos es famosa por ser una de las más corruptas del Sudeste Asiático. No tenía ningunas ganas de pagar más dinero por extorsión oficial. Una parte de mi cerebro se negó. Ni un euro. Como si las visas fueran económicas para estar pagando extras.
Pero lo cierto es que cruzar una frontera siempre es una aventura. Nunca sabes realmente lo que te vas a encontrar, lo que va a pasar. He vivido cosas variadas: peleas en Ramadán en la frontera de Marruecos y Ceuta; he estado toda una mañana en tierra de nadie entre Costa Rica y Nicaragua. Pero nunca habían intentado timarme. Iba a ser el día.
La frontera entre Camboya y Laos: el timo de la paciencia
Salí camino de la frontera a las 7 de la mañana. Super pronto para mí. Pero en lugar de llegar a la frontera entre Camboya y Laos paramos en Stung Treng, la ultima ciudad propiamente dicha en tierras camboyanas. A esperar. Ahí estuve parada, junto con otros viajeros que iban llegando, hasta las 11:30 de la mañana. Viendo pasar el tiempo. Viendo el cuentagotas de gente que llegaba para salir al mismo sitio: Laos. Todos esperando y todos carne de cañón para la extorsión fronteriza.
Por fin llegó el autobús que tenía que llevarnos al destino. Un autobús grande y un poco destartalado que a mi me sirvió para dormir. Y por fin llegamos al puesto fronterizo.
Al llegar nos pararon en la oficina de la empresa de autobuses que también hace las veces de tienda de ultramarinos y si te entra el hambre te preparan un bocadillo, vamos, lo que quieras.
El hombre que lleva el negoció nos repartido los formularios que debes rellenar para el visado de Laos. Que amables, pensé, aquí a la sombra con sillas y mesas para que todo sea más cómodo.
Antes de que me diera cuenta le oí decir ‘Cuando lo tengan terminado me lo entregan junto con su pasaporte y 45 dólares’ ¡45$! ¡Pero si el visado cuesta 35$! No dije nada, yo seguí en mi silla rellenando el formulario pensando en que ya me apañaría yo personalmente. No fui la única a la que aquello no le gustó, una mujer con acento italiano se quejó, ella también sabía lo que costaba el visado.
Me negaba a pagar 10$ más para que alguien moviera su culo por mi. Al terminar mi formulario me dirigí al hombre para decirle que yo me lo hacía por mi cuenta. Me contestó que el autobús no me esperaría más de 30 minutos y que no me daría tiempo. Yo, a lo mío, me dirigí al puesto fronterizo ¿Cómo no me iba a dar tiempo?
Cuando me di la vuelta tenia a otros 10 detrás, entre ellos a la italiana. Ahora sí que no me voy a quedar tirada, somos muchos para que el autobús se vaya, pensé. Y tan contenta me quedé.
Como había salido la primera hacia el puesto fronterizo llegué la primera. Con mi pasaporte y una sonrisa me planteé frente al funcionario camboyano quien, sin levantar la vista de lo que hacía, me dijo: ‘Two dolars’. Ya empezamos, dos dólares por qué. Y eso le pregunté, por qué tenía que pagar dos dólares, que no veía ningún cartel donde lo indicase. Tasas, me dijo, ¡y tan ancho que se quedó! Como ya me habían dicho de antemano que era simplemente una estafa me quedé ahí con mi pasaporte en la mano, porque sin los dos dólares el hombre ni se molestó en cogerlo. Entonces la gente empezó a llegar. Y ante la frase ‘two dolars’ empezaron a pagar. Y yo mientras sin dejar de sonreír y empujar mi pasaporte para que el hombre lo viera.
Cuando todos terminaron yo aún tenía mi pasaporte en la mano. Saqué el móvil y abrí el navegador. No tenia internet pero eso solo lo sabía yo. Entonces le enseñé la última página que había estado viendo, un artículo sobre creación de ebooks, al hombre del sello. Sin cortarme un pelo le dije ‘ve, aquí dice que por ser española yo no tengo que pagar dos dólares’. Entonces llegó el hombre de los 45$ y empezaron a hablar en camboyano.
‘Ok,ok’ dijo finalmente el funcionario de la estampita. Me pusieron el sello de salida sin pagar. El de los 45$ me dijo que cobraban esos dos dólares para pagar la luz, porque los policías no cobraban mucho y el gobierno era muy corrupto. Como si esa explicación fuera suficiente para explicar la corrupción sistemática de la frontera. De hecho creo que, tras la explicación, lo que esperaba es que me sintiese mal y pagase. Una mula terca le hubiera salido mejor que yo.
Con lo que había pasado me puse tan nerviosa que salí del paso fronterizo de vuelta a Camboya en lugar de dirección Laos. A todo esto era el mediodía con un calor y un sol abrasador.
Al llegar a Laos vi que el resto del grupo, que habían hecho por su cuenta el visado, estaban allí. Una chica joven me pregunto si había pagado y le conté que no. Entonces me dio la noticia, ‘pues aquí piden otros dos dólares’. Sí, para entrar en Laos pedían, por un lado los 35 dólares del visado, luego otro dólar por tasas (en este caso tenían un cartel en ventanilla donde lo ponía) y para finalizar los dos dólares para que te entreguen de vuelta el pasaporte con el visado, »dos dólares de rescate» por el pasaporte.
Cuando la gente oyó que yo no había pagado en Camboya se negaron a pagar en Laos. Y entonces la policía se negó a darnos nuestros pasaportes. Durante un buen rato estuvimos sentados, una decena de personas, frente a la ventanilla esperando a ver cuando les daba la gana entregarnos nuestros pasaportes, podíamos ver que ya estaban terminados y sellados.
El timo de la frontera entre Camboya y Laos es el timo de la paciencia, ¿cuánta paciencia tienes? Si es más que ellos entonces no pagas, si es menos pagarás.
Y nosotros tuvimos más que ellos. Nos devolvieron los pasaportes y nos quedamos esperando en el mismo sitio, porque el caso es que ninguno había visto el autobús cruzar.
Estaba feliz por esos 4 dólares que había salvado de la corrupción. Pero el autobús no venía ¿Nos habrían dejado tirados?
Una de las chicas y yo volvimos al punto donde el autobús nos había dejado, y allí no había nada. Hablamos con un hombre que nos dijo que nos habían cambiado de autobús y que se habían olvidado de nosotros. Tenía que llamar para vinieran a buscarnos. Por suerte a los 5 minutos ya teníamos una minivan que nos llevaba de camino a la primera parada en Laos: las 4000 islas.
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¿Alguna vez te ha pasado algo así en una frontera?
¿Qué hubieras hecho tú?
4 respuestas
Hola Julia,
Montse de seguros Chapka me acaba de hablar de ti, yo también me encuentro viajando por Asia en estos momentos y de aquí unas semanas iré a Laos, así que me ha parecido un artículo muy interesante. A mi me pasó algo parecido en la frontera de Bolivia con Chile, le di mi pasaporte español al policia boliviano y éste me empezó a hablar en inglés, esto es solo para que veas el nivel de estupidez del hombre 😛 y después de eso me pidió dinero, no recuerdo cuanto era, quizás $10 o así, pero al igual que tú me negué diciendo que lo que estaba haciendo era ilegal. Por suerte el hombre no insistió mucho y me devolvió el pasaporte sin problemas, pero claro si cada uno de los cientos de turistas que pasan por ahí cada día le dan sus $10, el hombre se saca un buen sobresueldo… En fin, cosas que hay que aguantar viajando.
Un abrazo grande y quizás nos encontremos por algún lugar de este maravilloso continente 🙂
Ana
Hola Ana!!
jajajaja, madre mia, vaya tela con las fronteras… ¿siempre tiene que pasar algo raro? Yo la verdad es que en Sudamérica no me pasó nada de eso pero la gente en esta frontera pagó, el funcionario de turno de embolsó sus 20 dólares en un momento y sin sudar.
Si necesitas algún consejo o recomendación sobre Laos no dudes en escribirme!!
Un abrazo, y a ver si surge ese momento, con unas cervezas nos echamos unas risas hablando de fronteras! 😉
Hola Julia!
Gracias por compartir tus vivencias, nos sirven de ayuda a muchos.
Queria preguntarte como conseguiste la van o el bus o lo que fuera 🙂 para cruzar desde Camboya a Laos….tienes algun link?
Muchas gracias de antemano.
un saludo
Eva
¡Hola Eva!
Me alegro mucho, para eso están 😀
El minibus lo conseguí en el alojamiento que tenía en Kratie (todos los alojamientos tienen servicio de transporte), te recogen en tu mismo alojamiento. En la misma frontera te hacen cambiar de bus pero va todo incluido. Si quieres ir por tu cuenta puedes llegar hasta la frontera con un bus local y allí comprar el billete hacia Laos, aunque por la diferencia de precio no merece la pena.
Pues eso, ¡que en tu mismo alojamiento venderán billetes! No te preocupes por ello.
Un saludo,
Julia