En busca del monasterio de Vazelon

Comparte la entrada:

El tiempo afecta a la memoria de los hombres haciéndoles olvidar lugares que una vez fueron importantes. En contra de lo que pueda parecer me gusta. Hace que aún existan parajes por explorar en un mundo en el que todo está en internet.

En mi viaje de Madrid a Mongolia en moto encontré uno de estos sitios: el Monasterio de Vazelon.

Monasterio de Vazelon

El Monasterio de Vazelon

El Monasterio de Sumela, en el norte de Turquía, era una de las visitas que queríamos hacer en el país. Cuando llegamos nos encontramos con que los trabajos de conservación lo mantenían cerrado. Echando un vistazo al mapa vimos que a pocos kilómetros había marcado otro monasterio, el Monasterio de Vazelon. Aunque habíamos preguntado por él, nadie nos había sabido contar mucho. Los lugareños no sabían donde quedaba. Incluso así decidimos que, a falta de ver uno, intentaríamos ver el otro.

Aunque el Monasterio de Vazelon estaba marcado como en ruinas, no nos importó y nos dirigimos hacía allí.

Subimos por un camino embarrado por las últimas, y continuas, lluvias siguiendo las indicaciones del GPS. Subimos y subimos hasta que llegamos al final del camino sin encontrar la entrada al monasterio. El GPS indicaba que lo teníamos a la izquierda, pero la subida era imposible. Cuando ya habíamos tirado la toalla y nos íbamos, vimos que un pequeño camino subía en lo que parecía la dirección del monasterio, ¿habríamos encontrado el acceso? Teníamos tantas ganas de que así fuese que no quisimos hacernos ilusiones, la decepción podía ser demasiado grande.

Empezamos a subir el camino.

Buscando el monasterio de Vazelon

A los 200 metros vimos las primeras piedras que nos confirmaban que habíamos encontrado el monasterio. Estábamos en el Monasterio de Vazelon. O mejor dicho, estábamos en las ruinas del Monasterio de Vazelon.

El Monasterio de Vazelon fue construido en el año 270, reparado en el año 565 por orden del Emperador Justiniano y renovado en diversas ocasiones a lo largo del tiempo. Fue de vital importancia a lo largo de los siglos, y de hecho fue un monasterio muy próspero, tanto que se dice que con los ingresos de Vazelon se construyó el monasterio de Sumela.

El primer edificio con el que nos topamos era una antigua y pequeña capilla. En cuanto miramos en el interior supimos que habíamos acertado de lleno en venir. La pequeña capilla estaba llena de frescos.

Los frescos aún estaban ahí. A pesar del tiempo. A pesar del vandalismo. Los frescos estaban. Con sus trazos delicados, con sus colores intensos. A pesar de la humedad y las lluvias. Ahí estaban.

Habían sido saqueados y maltratados. A lo largo de los años se habían rasgado grafitis, algunos incluso en griego, de la época en que había ortodoxos en Turquía.

Monasterio ortodoxo de Vazelon

Para acceder al resto del monasterio nos metimos por un pequeño agujero en una pared. Accedimos a una sala ruinosa y oscura por la que cruzamos hacia el otro lado del monasterio.

La naturaleza había seguido su curso cuando el monasterio fue abandonado y había ido tomando terreno en el espacio que una vez fue ocupado por monjes y dedicado a asuntos teológicos. Los árboles y las plantas habían crecido por todas partes.

La naturaleza, junto con el tiempo, han hecho que el monasterio se encuentre hoy en día en ruinas, con muros caídos, salas inaccesibles tapiadas, son rocas que algún día fueron techos, suelos o paredes. Columnas que asoman entre la tierra y las plantas.

Volvimos a encontrar más frescos, representando el cielo, el infierno y los que fueron mis favoritos: los del juicio final. En estos se ve a varios ángeles con espadas de fuego luchar contra unos seres oscuros, con cuernos, látigos y patas de cabra que salen de un humo negro.

Frescos ortodoxos

El Monasterio de Vazelon fue atacado muchas veces a lo largo de su historia. Sobre todo por persas y turcos. Finalmente, fue abandonado en 1922, cuando se produce la expulsión de los ortodoxos de Turquía por el acuerdo de intercambio de población entre Grecia y Turquía.

Pero el monasterio sigue ahí. Y sus muros son testigos del paso de los siglos, como si se negaran a caer en el olvido. Nosotros nos acordaremos de ellos.

¿Alguna vez has explorado un edificio abandonado?

¿Te gusta entrar en estos lugares?

Julia Del Olmo

Julia Del Olmo

A finales de 2013 empecé mi primer viaje sin billete de vuelta. Desde entonces he viajado trece meses a dedo por Latinoamérica, he pasado nueve meses en el Sudeste Asiático, he ido de Madrid a Mongolia en una moto de 125cc. Ahora ayudo a otros a organizar sus viajes con mis Cursos y talleres ¡Nos vemos por el Camino Salvaje de la vida!

Más para explorar

Elemento-08

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *